lunes, 7 de octubre de 2019

Alhelíes en el mar

Tuve que pararme a tu lado
para descubrir distancias,
tuve que golpear tu puerta
para entender que no era bienvenida.

Fui el arco, el puente y la baya
que inevitablemente se despoja,
un espejismo de regazo
una ilusión de cunas y abrazos,
un manto doliente
de caminos desencontrados.

Con amar no alcanza,
una se deshoja en esperas
y se cansa de encender faros
en mares que nadie añora.

La mujer madre se ha ido
con una bandada de gaviotas
agitadas en el silencio
de nombres que dibujan
vidas llenas de eufemismos.

Tengo la piel tatuada
con esencias que ya no florecen,
la memoria repleta de sonrisas
qué ya nadie recuerda.

Es hora de hacer cenizas
con sueños de fechas caducas,
es tiempo de soltar amarras
en barcas que ya no navegan.

En el océano de la vida
todos los ríos olvidan su fuente,
la lluvia se confunde
entre el suspiro y la lágrima.

Entonces, cuando el viento
deposite alhelíes en la faz del mar,
los pétalos y las gotas
quizá se miren
se besen al descuido
y en regocijo dancen
sobre la paz del tiempo.

Soledad Lorena
Tejedora de Palabras
© Derechos reservados
07 de octubre de 2019
Amor de Madre



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