viernes, 29 de junio de 2018


Amor náufrago

Una cree que ama
infinita y poderosamente
con un amor que todo lo puede
lo alcanza y lo transforma.

Florecemos en un amor
que nos desborda
hasta que el corazón amado
nos devuelve la mirada
de un cielo sin estrellas
de un infierno de penas
y de un paisaje agreste
que no sabe de vergeles.

Allí donde nos detuvimos a amar
nada parece amado,
como si hubiésemos divagado
en laberintos de hielo
llevando soles
en un mundo distante de glaciares.

A veces el amor
no es más que un poema
naufragando en un mar de teoremas,
un verso que no puede sostenerse
entre arrecifes impíos
que descreen la belleza.

El mundo se conquista con Atilas,
la muchedumbre se duerme en la certeza
de escudos infranqueables,
de Alfonsinas que se alejan
para sangrar en el fondo del mar
los amores que nadie siente.

Soledad Lorena ©
Amor de Madre
29 junio 2018



Cristales en el pecho

La mente es un campo minado de espejismos,
lo que hoy parece tan cierto
mañana es un cristal
que estalla y nos transforma,
dejándonos desnudos
en el invierno de nuestra soledad.

Descalzos caminamos
sobre un alambrado de púas
balanceando el equilibrio
entre la cordura impuesta
y la locura que nos acecha.

Hasta el nombre se desvanece
cuando no hay eco que lo pronuncie,
la vida nos tamiza
como granos de sal
que no caben
por los poros donde una respira.

El libro de nuestras verdades
se quema en la hoguera
de miedos ajenos 
y cuando ya nadie nos lee,
en la calle queda el grito
de huracanes que siembran
recuerdos sin memoria.

Cómo un vórtice de esquirlas
el  dolor dinamita los jardines
borrándonos de la piel el vestigio
de apenas un pétalo que pudiera
enunciar la existencia de una rosa.
Soledad Lorena ©
29-06-18