lunes, 15 de agosto de 2011

Verdadero Amor

Porque te condenaron a vivir sin jardín,
Porque te encadenaron a sus deseos egoístas,
Porque hicieron de tus migajas el pasaporte de sus miedos,
Porque tu partida fue en medio de pesadillas y sentimientos incomprendidos,
Por todo eso te pido,
Que no me dejes ir en medio de mis pesadillas,
Que simplemente me vengas a buscar una noche cualquiera
Y me dejes ser nuevamente niña cobijada en tu regazo,
No dejes que manipulen mi cuerpo, dueños de verdades que nada saben de espíritu,
No dejes que mancillen mi corazón, ignorantes de amores verdaderos.
Hay días como hoy, que tu mano tibia y arrugada, tu perfume de Mary Stuart o tus besos con aroma a Angel Face, podrían salvarme de todo  Hay días como  hoy, que me alcanzaría con tu deseo de verme feliz y  me dejaría cuidar para no temer a las sombras.

Siempre creí que el verdadero amor, es aquel que nos permite desnudarnos de colores para tejer nuevas y coloridas alas para la persona amada.
Creo también que el amor es la forma más excelsa de poesía, pero que el amor egoísta y mundano que muchas gentes padecen, es sólo un soneto narcisista que no alcanza la pasión.
Después de tanto padecer, me pregunto, si acaso las personas que más “nos aman”, son quienes más nos dañan.  Quizá porque nunca aprendieron a amar, o nunca fueron amados de verdad o nunca se tomaron el tiempo y las ganas para aprender a amar.  Tal vez, porque como “nos aman”, hacen todo por nuestro bien, y les permitimos lastimar una y otra vez.
Del enemigo uno se cuida, del que nos ama, simplemente nos sentamos a esperar que cambie y comprenda.
Por eso, esta definición del verdadero amor, parte de lo que no es.
Si crees, que la persona que amas, sólo puede ser feliz a tu lado, no la amas de verdad.
Si juras que sabes qué es lo mejor para la persona amada, no tienes ni idea.
Si en la persona amada, sólo ves tus necesidades y tus carencias, nunca podrás ver las necesidades y carencias de la persona que dices amar.
Si intervienes en su vida con el derecho que te adjudicas por “amarla”, es probable que no sepas que hacer con tu propia vida; y que con tu intervención termines alejando a esa persona de su verdadera felicidad, que a la larga, será tu infelicidad más grande.
Si reclamas, si pides, si esperas, si condicionas, si exiges, si mides, si especulas, si maldices,  si conjuras, si decretas, si condenas; eso no es amor, no del verdadero.  Es un modo de querer, como “want” en inglés, un deseo egoísta de poseer, controlar, dominar, domesticar, anular; un deseo que te vuelve ciego e insensible; un deseo que puede acercarte a los límites físicos de la persona querida, pero que inevitablemente te aleja para siempre de su corazón.


El amor es “…dormir con una plegaria por el ser amado en vuestro corazón y con una canción de alabanza en vuestro labios…” El Profeta- Jalil Gibrán -      
                                                                       
No te tientes, que esa plegaria no incluya deseos ocultos de que vuelva a tu lado, simplemente, deja su nombre y su corazón libre en el viento y el Universo dirá. Así le habrás dado el regalo más grande que se puede dar por amor.

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