martes, 25 de agosto de 2009

Una busca un espejo

fachada imposible

de espectros y verdades,

se confunde con el ruido

y juzga desde el nombre

que viste nuestros miedos.


Pero si cierro los ojos

y guardo en el cuenco

de mi mano tu piel,

basta un minuto de silencio

para saberte entero,

y basta un día de tu ausencia

para añorar lo que no llega.


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