Soñamos en colores
lo que la mente condena irreverente,
el latido despierta a borbotones
el suspiro se agita sin rubores,
de las tumbas del olvido
las verdades prohibidas se levantan
agitando juegos oníricos perversos.
El amor sin consuelo
nos desnuda impávidos
en confesiones sin mella,
o nos bendice eternos
en besos que lavan el alma.
Soledad Lorena ©
Tejedora de Palabras
Susana Lorenzo
Derechos Reservados
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