Bajo el paredón de cemento
siento palpitar el agua contenida,
los latidos marean el sentido
y apuro el paso sobre el dique,
sabiendo que algunas aguas
no conocen de cálculos
y desafían intelectos.
El agua pulsa sobre el hormigón,
instala una tortura constante
hasta que la rigidez
se quiebra, se agrieta,
estalla o se derrumba.
El dique quisiera desgranarse
de a migajas,
el agua quisiera ser
el curso manso
que no sabía de fronteras.
Soledad Lorena
© Derechos reservados
17 octubre 2019
Susannah
Descubriendo las raíces
de semanas intensas de dolor crónico.
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