de esperarlo sin buscarlo,
supe que no era su voz
inventando un te amo,
sino el breve instante
de posar mi mano
en el centro de su pecho;
brindarle todo lo que no fui
y deshacer mi amor en su latido.
Sólo me basta con apoyar
mi mano en su corazón,
como un legado sin comprender
como un hechizo sin deshacer.
Soledad Lorena ©
Con mis versos en tu pecho
19 de febrero de 2015
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