Es un punto
de lágrima sostenida
donde el
llanto no encuentra
ni cauce, ni
océano, ni mares.
Un instante
de latido contenido
donde el
corazón impávido
no ejerce la
memoria.
Un cruce de
nada y todo
de apenas
perceptibles
de excesivas
emociones.
Se parece al
segundo
antes de la
muerte,
al minuto
que predice
los
derrumbes y maremotos.
Soledad
Lorena
Acurrucada
en una lágrima
24 de abril
de 2013