Migajas de
pan leudado
en claustros
oscuros
deshabitados
de pasión.
Los espejos
no se pulen
en baldosas
de plástico gastado.
Los mandalas
no se encuentran
en reflejos
de neón.
Los pétalos
no florecen
bajo manos
mercaderes
de pieles
sin corazón.
No se
aprenden los conjuros
leyendo libros
de mesón.
No se
aprende de poesía
macerando mariposas
en el burdel
de la vida.
Soledad
Lorena
21 de mayo
de 2012
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