Tengo algo dando vueltas hace rato, pero me privé de publicarlo en mi blog, porque no es poesía. Sin embargo anoche recordé el libro de Octavio Paz, “La llama doble” (un libro que recomiendo leer), y me dije, ya es hora. Porque a veces uno no sabe a ciencia cierta si existe la posibilidad de que la libre expresión logre cambiar la realidad, pero en el fondo todo escritor sueña con que las palabras funcionen como un conjuro.
Dice entonces Octavio Paz en su libro:
“La poesía nos hace tocar lo impalpable y escuchar la marea del silencio cubriendo un paisaje devastado por el insomnio. El testimonio poético nos revela otro mundo dentro de este mundo, el mundo otro que es este mundo. Los
sentidos sin perder sus poderes, se convierten en servidores de la imaginación y nos hacen oír lo inaudito y ver lo imperceptible.”
“La relación entre erotismo y poesía es tal que puede decirse, sin afectación, que el primero es una poética corporal y que la segunda es una erótica verbal. (…) El lenguaje es capaz de dar nombre a lo más fugitivo y evanescente: la sensación; a su vez, el erotismo no es mera sexualidad animal: es ceremonia, representación. El erotismo es sexualidad transfigurada: metáfora.”
Claro, eso me pasa por pensar y sentir como Octavio Paz o como Oliverio Girondo: “Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.” (fragmento de Espantapájaros I – Oliverio Girondo). Entonces uno busca esa poesía cotidiana, uno busca encontrar un hombre que no sea tan pedestre y que juegue el juego de la seducción.
Volviendo a la realidad pedestre, uno siente que las exigencias son cada vez mayores, los hombres sueñan conquistar mujeres que denominan un “minón”, que están re-buenas y que están lejos de “naturalmente bella”. Es decir todo eso que sale a la calle y los hace ratonearse, es el resultado de un trabajo intenso y diario: cuidado del pelo, depilación, maquillaje (aunque se vea natural), ropa adecuada para resaltar los atributos naturales, cuidado de la piel, gimnasio (para mantener cada cosa turgente en su lugar) y algunas otras cosas más. Incluso cuando las mujeres vamos a trabajar, nuestras pares o nuestros superiores consideran que estamos deprimidas o no damos buena imagen sino aparecemos con toda esta producción. La cara lavada de verdad, la pilcha dos talles más grandes y el pelo así como me levanté, no le vende ni al vecino, ni al compañero de trabajo, ni al jefe, ni al hombre que nos gusta.
Sin embargo, ellos, están en una etapa rara, el lema es “lo esencial es invisible a los ojos” y se lo toman muy en serio, pero obviamente para ellos. Entonces, pretenden conquistarte o voltearte (ni hablemos de juegos de seducción), con varios quilos de más, un flotador o una panza que en nosotros no quieren ver; el pelo onda nunca tengo tiempo para la peluquería y estoy rebelde; en el atuendo llevan lo primero que encontraron o la remera de la que son fanáticos, y tienen una aversión fatal al desodorante, el perfume o cualquier cosa que les quite su olor natural de macho después del partido de futbol. Y como si esto fuera poco, y por el mismo precio, están confundidos, no saben bien lo que quieren y por supuesto nada de involucrarse, no vaya a ser que pierdan su “libertad”.
Claro, si uno es de esas que andan buscando la poética corporal, algo de buena seducción, esmero en el arreglo personal y un mínimo de contenido cerebral para poder mantener una conversación fuera y dentro de la cama, termina encerrándose a ver una peli, juntándose con las amigas para ver quién conoció al espécimen más cavernícola y los tipos empiezan a decir: “algo le pasa a esta mina, algo debe tener que está sola.”
Tampoco es que uno sea tan exigente, pienso por ejemplo en los animales, ¿acaso el pavo real no tiene la hermosa cola para seducir a su hembra? ¿Acaso el pingüino no busca por toda la costa el mejor guijarro para regalarle a su hembra? ¿Acaso algunos pájaros no cantan su mejor melodía para seducir a la hembra elegida? A lo mejor es que vi muchas películas románticas, a lo mejor es que la poesía ya no está de moda. Y entonces ellos piensan que lo mejor que tienen para ofrecerte es su sueño de ser como Homero Simpson y el amigo que tienen entre las piernas.
¿Qué les pasa a los hombres?