Hay momentos, hay días en que la vida es sólo un pasaje. Uno sabe que está ausente, uno renuncia a escribir porque la poesía está exiliada en el mismo equipaje que nuestras alas.
Sin embargo, hay una sensación de saber que se puede, una y otra vez, renacer, sentirse viva en las mínimas cosas.
Y entonces quizá, después del exilio, de la siesta, del luto,que todos condenan y nadie comprende... Después, simplemente, respire...
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