El tejió con
una sola frase un puente. Ella creyó que
era un puente para caminar con poesía.
Comenzó a andar mientras recogía los guijarros de colores con los que escribiría
un cuento para redimir las distancias.
Pero él deshizo las palabras a mitad de la pasarela y ella de repente
supo que era sólo un espejismo del desierto.
Como esas
pesadillas donde uno cae al vacío, ella despertó para recordar porque se había
vestido de silencio.
Soledad
Lorena
Mañana, 8 de
septiembre 2012
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