He caminado
descalza
por tus
comarcas de arena,
he besado
espejismos
de mieles
que no existen.
El
silencio deja secuelas
invisibles
y letales.
He
confundido las vestiduras
y he
suspirado en el templo
vacío
de plegarias
ruinas enrarecidas
de un
espíritu fantasma.
Mis pétalos
se han helado
en el
invierno de tus miedos.
Mis latidos
han quebrantado
en el ártico
de tu desaire.
Soledad
Lorena
17 de junio
de 2012
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