De tanto usar el disfraz
que uniforma a los mortales
uno cree en el espejismo
que las miradas construyen.
En el reflejo perdido
que nos devuelve el cristal,
somos forasteros del alma
desconocidos sin piel,
anónimos militantes
de un credo sin religión.
Soledad Lorena
Ignota (de mí misma)
18 de enero de 2012
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