El cuerpo como canoa sin remo
a la deriva de un tiempo
que es océano sin boyas.
Una bruma que silencia
los párpados sofocados
y borra del horizonte la línea.
Un sopor de cenizas
que siembra la quietud
y adormece el pulso.
No es siesta ni remanso,
ni onírica rapsodia,
sólo la espera inerte
respirando apenas
sobre las alas consumidas.

Soledad Lorena
24 de enero de 2012
Imágen: http://xiphoidlies.deviantart.com/
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