Un puente, una escalera, un sueño,
Se construye con precisión y destreza
Con el arte milenario de tejer los pasos.
La destrucción sin embargo
Sobreviene en un instante,
Basta un silencio, una palabra,
Una prisa a destiempo,
Un disimulo, un escudo,
Un embuste que desmorona
Todas las posibles verdades.
Desde el vértice de la nada
La incertidumbre contempla
Un espasmo de pena
Que no cuaja en llanto,
Un rapto de locura
Que desmiente el paisaje.
Soledad Lorena
31 de enero de 2010
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