Una busca un espejo
fachada imposible
de espectros y verdades,
se confunde con el ruido
y juzga desde el nombre
que viste nuestros miedos.
Pero si cierro los ojos
y guardo en el cuenco
de mi mano tu piel,
basta un minuto de silencio
para saberte entero,
y basta un día de tu ausencia
para añorar lo que no llega.
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