De repente, como un tajo en la tierra ausente de jardines, un hilillo de lágrimas abre su doloroso paso por el surco ahogado de la pena.
Y entonces uno recuerda cuánto hace que el latido no se agita por la simple emoción de descubrir un gesto que nos hace únicos y mágicos. Se pregunta, si habrá olvidado lo que hacer, es más, si en realidad hay algo que uno pueda hacer para cambiar la vida de otro y como dice la canción, “yo puedo hacer que amanezcan alelíes en tu ventana”. Es que se pierden las ganas y la desidia de la soledad va secando el aliento y dejando rastros de anestesia que el tiempo cultiva como huellas petrificadas de un tiempo que ya no existe.
¿Será que hay un tiempo para el desamor? ¿Otro para el amor intenso? ¿Otro para el mal de amores? ¿Y otro que finalmente llega como sentencia, como decreto que salda las deudas y escucha nuestro clamor de cesar las penas? ¿Será entonces que llega el tiempo de la nada, del vacío de la ausencia absoluta de amor?
Quizá, uno deja de buscar y hasta pierde la esperanza de ser encontrado. Quizá, después del exilio que decretan las huestes, después de la hoguera en la plaza de las vanidades, llega el exilio de uno mismo… Y entonces, cómo cuesta encontrar el camino de regreso...
Y entonces uno recuerda cuánto hace que el latido no se agita por la simple emoción de descubrir un gesto que nos hace únicos y mágicos. Se pregunta, si habrá olvidado lo que hacer, es más, si en realidad hay algo que uno pueda hacer para cambiar la vida de otro y como dice la canción, “yo puedo hacer que amanezcan alelíes en tu ventana”. Es que se pierden las ganas y la desidia de la soledad va secando el aliento y dejando rastros de anestesia que el tiempo cultiva como huellas petrificadas de un tiempo que ya no existe.
¿Será que hay un tiempo para el desamor? ¿Otro para el amor intenso? ¿Otro para el mal de amores? ¿Y otro que finalmente llega como sentencia, como decreto que salda las deudas y escucha nuestro clamor de cesar las penas? ¿Será entonces que llega el tiempo de la nada, del vacío de la ausencia absoluta de amor?
Quizá, uno deja de buscar y hasta pierde la esperanza de ser encontrado. Quizá, después del exilio que decretan las huestes, después de la hoguera en la plaza de las vanidades, llega el exilio de uno mismo… Y entonces, cómo cuesta encontrar el camino de regreso...
2 comentarios:
Hermoso escrito/impecable
Me ha gustado mucho
Y me quedo con..
"Y entonces uno recuerda cuánto hace que el latido no se agita por la simple emoción de descubrir un gesto que nos hace únicos y mágicos".
Un gusto el mío/tener tu comentario.
Te envío mi abrazo.
Dani..
Cuando se sufre por alguien que uno amo mucho se pierde la ezperanza de ser encontrado como decis en tu escrito,me parece que estas sufriendo por un amor perdido
pero eso hace que dejes escrito estos poemas hermosos
me gusto chau
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