Hay tantas formas de comunicarse: una palabra, una frase, un
poema; un gesto, una mirada, un silencio; una imagen, una canción, una melodía;
una flor, un mensaje, un regalo.
Y sin embargo, la gente no escucha, no mira, no observa, no
comprende, no percibe… Apenas si
entiende el propio ruido en su cabeza.
Cada uno está demasiado ocupado con las luces del teatro de
la vida, pintando pancartas, gritando sus delirios.
Para escuchar y para mirar, hay que desvestirse primero,
aquietarse desnudo frente a la realidad del otro.
Soledad Lorena
26 ene. 13
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