No es el muelle de San Blas,
tampoco la estación de Penélope.
no es el mar de Alfonsina
ni la playa de Neruda.
Es una burbuja de tiempo
ajena a los vientos Alisios,
detenida en una cuenca
de un río que ya no fluye.
Una gota de silencio
que detiene los relojes
y aniquila los suspiros.
Soledad Lorena
11 de octubre de 2010
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