Después de tantos decretos, de tantas bulas y exilios, después de pesadas lápidas y secretos pasadizos donde la magia se duerme y la vida se posterga… La poesía se condensa en un aliento que susurra reinvenciones de arameo.
Ojalá bastara sólo un papel en blanco, un vacío intenso, tan pleno como los instantes de alquimia en tu piel. Una hoja de seda virgen de pinceles y tintas y sin embargo capaz de recitar esos versos que aún no encuentro, o quizá esos versos que aún temo besar en el aire que respiras.
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