Una palabra que despierta el letargo de emociones,
Mi nombre en cadencias apenas conocidas,
Un perdón de ausencias y desencuentros,
Un roce apenas, ni siquiera un abrazo…
Sin embargo, en el cuenco de tu mano
Un destello inaugura en mi piel
Una visión de momentos perdidos,
Un desperdicio de miedos y prejuicios.
Ese destello que puede resumir
El caminó que nunca elegí
O una historia aún por vivir.
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