Prefiero la quietud del desierto
La llanura vasta del silencio,
A la estrella fugaz que detiene
En un instante la chatura
Y provoca el simún de los tiempos.
Un espejismo en la voz
Un mandala en tus ojos
Una aldaba en tus manos.
Y sin embargo
Juegas a los dados con mi nombre
Emprendes retirada sin batalla;
Detrás de ti una polvareda sin besos,
Un cristal que no sabe de ilusiones.
Soledad Lorena
4 de diciembre de 2009
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