El ímpetu del viento
no encuentra final,
ni en impávidas montañas
ni en árboles guardianes.
Sin embargo arrecia
cercado por invisibles muros
de una celda que no existe,
un cuadro de tiempo detenido.
Un trozo de tierra marchita
que no sabe de machis
y desconoce primaveras.
Pacíficos carceleros
anestesian ideas,
ignoran emociones
y derrotan la magia,
que acepta las sentencias
y olvida los conjuros.
Soledad Lorena
Octubre 2007
Derechos Reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario